En el corazón del oeste formoseño, los yacimientos hidrocarburíferos de Palmar Largo, Surubí y El Chivil se erigen como activos estratégicos de la provincia. Ubicados en el departamento Ramón Lista, dentro de la Subcuenca Lomas de Olmedo —compartida con Salta y Jujuy—, estos campos petroleros experimentaron un cambio sustancial desde que en 2020 la empresa provincial REFSA Hidrocarburos asumió su titularidad y operación, luego del fin de las concesiones otorgadas a empresas extranjeras.
Esta decisión política del Gobierno de Formosa marcó un nuevo paradigma en la administración de recursos naturales, poniendo en primer plano una gestión pública orientada no solo a la producción, sino también al desarrollo social y territorial. El ingeniero Silvio Basabes, gerente de REFSA Hidrocarburos, detalló que la producción pasó de 30 m³ diarios en 2020 a un promedio actual de entre 88 y 92 m³ por día de crudo, lo que equivale a entre 554 y 578 barriles diarios. Este incremento es fruto de un plan estratégico de inversión y mantenimiento que la empresa viene ejecutando desde su creación.
Sin embargo, el contexto geológico impone desafíos. Se trata de cuencas maduras, con más de 30 años de explotación, que ya superaron su pico productivo y enfrentan una declinación natural estimada en un 10% anual. A ello se suma una alta proporción de agua en la extracción: el 95% del volumen extraído es agua, lo que incrementa los costos de separación y tratamiento. Según Basabes, el costo de producción por barril ronda los 45 dólares, una cifra significativamente superior a otras regiones del país, donde las condiciones de explotación son más favorables.
A estas dificultades se suma la escasa disponibilidad de empresas especializadas en servicios petroleros en la región, lo que obliga a contratar firmas de otras provincias para realizar tareas esenciales como perforación, mantenimiento y exploración. Esta situación encarece aún más la operatividad y pone en evidencia la necesidad de políticas públicas nacionales que promuevan la reactivación de cuencas maduras, actualmente ausentes del esquema de incentivos del Estado nacional.
A pesar de este escenario adverso, REFSA Hidrocarburos avanza con una estrategia de fortalecimiento institucional y técnico. Entre sus metas figura la búsqueda de financiamiento para sostener la actividad, la ejecución de estudios sísmicos para relevar el potencial residual de los yacimientos, y el acompañamiento a PyMEs y empresas locales que deseen invertir en el sector energético. Esta lógica de crecimiento endógeno se alinea con el modelo de desarrollo sostenible que impulsa la provincia.
Más allá de la producción energética, REFSA implementa una política de gestión socialmente responsable que se traduce en mejoras para las comunidades cercanas. A diferencia de las empresas extranjeras que históricamente operaron con una lógica extractivista, la estatal formoseña priorizaron la inversión en infraestructura básica, caminos, mantenimiento de instalaciones, espacios comunitarios y servicios esenciales como salud y educación.
Durante la pandemia por COVID-19, la presencia territorial de REFSA fue clave para garantizar servicios básicos y acompañar a las familias de la zona, demostrando que la energía no solo debe pensarse en términos de barriles, sino también como motor de desarrollo humano.
El caso de los yacimientos hidrocarburíferos en el oeste de Formosa evidencia el valor de una política provincial que combina eficiencia energética, gestión estatal y compromiso social. Con una visión de largo plazo, el Gobierno de Formosa no solo recuperó la soberanía sobre sus recursos, sino que sentó las bases para un modelo energético sustentable, inclusivo y con arraigo territorial.